28 octubre 2006

22 octubre 2006

15 octubre 2006

UN PUENTE SOBRE LA ALPUJARRA
























Perfil y altimetría de la ruta Capileira-La Cebadilla
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Ruta Capileira-La Cebadilla
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Pinchad aquí para descargar el track de la ruta: Capileira-La Cebadilla
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UN PUENTE SOBRE LA ALPUJARRA

Día 13-Octubre-2006¡Que ya estaba hecho! Que sobre este puente del Pilar habíamos quedado de nuevo María Angeles, Antonio, Nieves y este humilde comentarista-aventurero y reportero gráfico para dirigir nuestros pasos hacia nuestra querida Alpujarra granadina y asomarnos a ese balcón tan natural, lleno de azul, verde y blanco y sin barandas.
Para ello salimos desde Granada el viernes día 13 sobre las 5 de la tarde, con habitación reservada de antemano, ya que el puente lo aconsejaba, y con los sueños incluidos por delante hacia la bella, blanca y hospitalaria localidad de Capileira (Del latín Capillaria: cabellera, aludiendo al hecho de que este municipio es el más alto del Barranco del Poqueira). Al llegar a ella, llamamos a Jose Ramón, amigo y compañero de antiguas andanzas de mi primo Antonio y que tiene una vivienda en Bubión (Del latín bovium: terreno de bueyes). Así que allí que nos invitó para planear y comentar el itinerario que realizaríamos al día siguiente. Gracias, Jose Ramón y María Victoria, desde aquí por esa hospitalidad regalada.

Día 14-Octubre-2006
Bajamos caminando, sobre las nueve de la mañana desde Capileira (1.436 m.) a Bubión (1.300 m.), donde Jose Ramón ya nos estaba esperando para iniciar la marcha por el primer tramo que se inauguró de la GR-7 por estos lugares y que iba, y sigue yendo, desde la localidad granadina de Bubión a Pitres.
Subimos primero, dando un pequeño paseo y rodeo por el Castañar Centenario de Bubión para incorporarnos, después de aspirar y aclararnos los ojos con esos magníficos ejemplares de castaños, ya al sendero perfectamente señalizado con sus características marcas horizontales y pintadas en blanco y rojo y descrito como GR-7 – E-4, subiendo con dirección al cielo, y nunca mejor dicho, hacia la Peña o Peñón del Angel, con una breve ascensión y parada en su mismísima cumbre en el aire. Desde allí divisamos, incluso, la localidad costera de Salobreña y tomamos unas estupendas instantáneas de Pampaneira (a la que el Sol aún no había despertado y cuya palabra también proviene del latín, Pampinarium: como lugar abundante en pámpanos y tierra frondosa), de Bubión, de Capileira y de las altas cumbres de Sierra Nevada (Tajos de la Virgen - con su Fraile de Capileira incorporado – Veleta, Los Machos, Raspones de Río Seco y Puntal de la Caldera).
Continuamos con nuestra marcha hacia la Taha de Pitres cruzando por la cabecera del Barranco de la Sangre, acompañados en todo ese trayecto del camino por multitud de matas de cantueso (aunque ya seco pero aún derramando ese olor tan especial ante nuestros pasos), para visitar primero la pequeña y bonita localidad de Capilerilla donde descubrimos que una de sus calles no era más ancha que nuestros bastones. Una vecina nos dijo que era la Gran Vía y como tal y sonriendo la aceptamos. Visitamos también aquí la casa en la que Fernando Colomo rodó algunas escenas de su película “Al Sur de Granada” sobre la vida de Gerald Brenan.
Capilerilla es el núcleo más alto del municipio y a sus 1.400 m. de altitud posee el privilegio de ser el mirador natural de toda la Taha, descendiendo seguidamente hacia la hermosa localidad de Pitres para visitar "su puerto", ese que le prometió su alcalde y que consta incrito y entregado en una placa a sus habitantes... "Bárbaros de Pitres - ¿Qué queréis? - ¿Puerto de mar? - Concedío lo teneis" Y efectivamente allí estaba "el barco de Chanquete" sobre una plaza del pueblo, junto a unos blanqueados lavaderos y como para humedecer sus huesos.
Seguimos con nuestra marcha hacia abajo para adentrarnos en Mecina , núcleo principal del antiguo de Mecina-Fondales, siendo el segundo pueblo más grande de La Taha. Podemos destacar su iglesia y su trazado urbanístico perfectamente adaptado al terreno. También dispone de un manantial de agua agria. Aquí hacemos una pequeña parada para el refrigerio de las gargantas. Las Tahas -palabra árabe- eran distritos gobernados por un jefe administrativo (el alcaide) y un jefe espiritual (el alfaquí mayor) que dividieron la Alpujarra a finales de la dinastía nazarí (S.XV). Eran doce las tahas que cubrían todo el territorio alpujarreño, persistiendo sólo la de Pitres al día de la fecha, aunque antiguamente todos estos pueblos pertenecían a la Taha de Poqueyra.
Proseguimos nuestra marcha con dirección ahora a Ferreirola, diminutivo de Ferreira, su nombre equivale a "pequeña mina de hierro". Casi oculta por su emplazamiento entre barrancos, sólo la torre de su iglesia nos advierte de su presencia. Observando además cómo el cementerio está adosado a la misma, tal y como la tradición mandaba. La calidad de sus fuentes son excepcionales; la gaseosa es única en la Alpujarra, porque conjuga aguas ferruginosas con gas natural. También este pueblo conserva viejas formas de otra época como antiguos tinaos y lavaderos públicos.
En la bonita Fuente de Ferreirola, adornada de mosaicos representando distintos trabajos de labores agrícolas relativos a la vendimia y ubicada a las afueras, hacemos ese alto obligado y tomamos unas cuantas catas de sus aguas. La nota, pues que ya se sabe que de sobresaliente para arriba. Como los gases, claro…!
Después de gasearnos ese tanto hacia nuestras estrechas y secas gargantas, ahora tomamos la GR-142 que lleva a Busquistar para abandonarla en el primer desvío que nos encontramos a la izquierda y que nos lleva ahora, de cuesta y vuelta hacia arriba, al siguiente pueblo de la Taha: Atalbeitar o "barrio del veterinario" en árabe. Es un antiguo anejo de Ferreirola, y juntos formaban un solo municipio. Situado bajo el poblado mozárabe de la mezquita de Busquístar, Atalbeitar permanece hoy como uno de los lugares que mejor han conservado el tipismo de la construcción alpujarreña ya que posee todos los entresijos de las almedinas marroquíes: estrechos callejones, calles sin salida, forma y distribución de las casas. Contando además con varios manantiales con propiedades ferruginosas.
Desde Atalbeitar subimos de nuevo, primero por un tramo de su carretera asfaltada para incorporarnos de nuevo a la GR-7. Una vez cruzado el Barranco Bermejo, terminamos de nuevo en Pitres, dejando atrás antes y a nuestra izquierda un viejo refugio que aún sigue en funcionamiento y esa flora tan propia formada por centenarios castaños, robles, álamos, encinas, rascaviejas, marrubio...
Aquí se incorpora la mujer de Jose Ramón para almorzar, ya todos juntos, en un típico restaurante en la Plaza del pueblo, junto a la Iglesia de San Roque; cuyo propietario, y a partir de unos antiguos "tinaos", ha sabido transformar, elegantemente, en pequeños salones con ese aspecto rústico y alcanzando lo más típico y original de la construcción alpujarreña. Chapó, quitándonos todos sombrero y gorras, y abriendo a todos los efectos las bocas...!
Una vez terminado el almuerzo, nos despedimos de Jose Ramón que se marcha con su esposa en vehículo; y nosotros cuatro, los cuatro jinetes sobre este puente que con tristeza se iba acortando, nos dirigimos de vuelta por el camino que nos trajo hacia esta meta. Así que de Pitres a Capilerilla, nos dirigimos nuevamente y ahora “sudando la cuesta” y de aquí a Capileira, siguiendo el carril carretero para desembocar en la Carretera asfaltada de la Sierra y que viene de la Hoya del Portillo, Mulhacén y Veleta, saliendo justamente al punto indicado y señalizado en una gran roca de pizarra como “Cortijo Prado Toro". Desde aquí ya es sólo seguir cuesta abajo los 2 Km. de carretera asfaltada hasta Capileira.
Decir me queda que hemos invertido en esta marcha circular unas 5 horas (Capileira-Bubión-Capilerilla-Pitres-Mecina-Ferreirola-Atalbeitar-Pitres), y 2 h. para el regreso desde Pitres-Capilerilla-Capileira; en total 7 horas y que “El Puente” iba mereciendo la pena. Al final cena y alojamiento, que aquí mandaba el tiempo y el fresco estaba fuera.

Día 15 de Octubre de 2006

La Cebadilla

El Barranco del Poqueira (del latín porca-porcae: surco que se abre en la tierra para que despida el agua) palabra muy apropiada para referirnos a este bello barranco situado a los pies de los picos más altos de la Península Ibérica, debería de ser, sin duda, visita obligada para todo aquel que quiera conocer la Alpujarra.
Partimos de Capileira sobre las 10 h. de la mañana, después de desayunarnos unos cafés con buñuelos en otro de los restaurantes típicos del pueblo, para adentrarnos en el Valle del Poqueira, que en su tramo medio y sin ser de alta montaña, nos descubre la desnudez de las caras sur de las cumbres más altas de la Península Ibérica.
Desde las eras de Aldeire (excelentes miradores naturales del Barranco del Poqueira y de estas cumbres de Sierra Nevada) de esta localidad de Capileira, partimos hoy de nuevo los cuatro y con dirección a La Cebadilla (1.540 m.), pequeño poblado de la central eléctrica del Poqueira y que fue inaugurada en el año de 1957.
Este camino, de un kilómetro aproximadamente y que transcurre por la margen izquierda del río Poqueira, nos baja al final en picado hacia el Puente de Abuchite para subir ya por la vertiente opuesta, por el Barranco de Prado Largo caminando, en un suave pero continuado ascenso, durante unos dos kilómetros aproximadamente, entre antiguos cortijos y bancales, hasta llegar a un cortijo coronado por un transformador de la Sevillana. Las vistas del Mulhacén desde aquí, ofreciéndonos su cercana y grandiosa cara sur, son impresionantes; divisando si agudizamos un poco la vista hasta el Refugio del Poqueira, como un pequeño guión sobre este gran texto sobre el paisaje que nos ofrece la naturaleza.
Descendemos ahora hacia La Cebadilla para pasar antes, subiendo un poco y girando a nuestra izquierda por una pista de tierra, junto al lado de la Central Eléctrica del Poqueira que se encuentra a 1.540 m. de altitud, en la confluencia de los dos ríos que alumbran al Poqueira: El Toril y el Naute; formado este último por las aguas de los ríos Mulhacén, Río Seco y Veleta. El río Poqueira se junta con el río Trevélez para llegar hasta el río Guadalfeo que desemboca entre Motril y Salobreña.
Desde este paraje, fresco y espectacular, iniciamos el regreso a Capileira atravesando ya el viejo poblado de la Cebadilla construido para los trabajadores que intervinieron en la construcción de dicha Central Eléctrica. Ya sólo es seguir primero por el carril en el que nos encontramos para poco después dejarlo y continuar por un bonito sendero (trazado que discurre paralelo a una refrescante acequia) siguiendo las indicaciones que nos marcan los hitos, para descender al final por una vereda casi empedrada y que nos deja en el Barrio del Castillo, observando a nuestra llegada la curiosa formación y construcción de los “terraos” de las casas, caracterizadas por sus techumbres planas y recubiertas con esa tierra gris arcillosa del lugar y llamada “launa”
También vemos de frente la enorme Sierra de Lújar que con sus 1.817 m.a. nos cerraba este Puente del Pilar sobre el Barranco del Poqueira y que nos ha sabido a corto.
Punto y final, sobre las 2 horas P.M. y que tras esas 4 horas prácticamente paseando, subiendo y bajando, de recogida de instantes, de algunas de las fotos al margen expuestas como muestra del "calor", color y olor de estas tierras, y que tras ese otro almuerzo típico alpujarreño nos miramos de nuevo y así quedamos para los próximos pasos… Pensando y esperando que sólo el camino nos lleve y nos traiga descubriendo a cada paso, como siempre, algo nuevo.
Y con esos momentos del recuerdo, me quedo y me despido hasta la próxima!
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Trayecto: Circular en ambos recorridos.
-Número de participantes: 5 / 4
-Dificultad: Media-Baja
-Duración: 7 h. / 4h.
-Agua: en todos los pueblos

08 octubre 2006

LA MORRA















LA MORRA

Una vez más nos dirigimos hacia una de las estribaciones más accesibles y diáfanas de Sierra Nevada para poder respirar de ese aire tan puro y libre, ya dentro del Parque Nacional, adentrándonos en sus pulmones. Para ello tomamos nuevamente la A-395 que sube desde Granada y estacionamos el vehículo sobre el punto kilométrico 35,200. Atrás dejamos instantes antes el Collado de las Sabinas y el Albergue Militar. Cruzamos la carretera, y ya caminando, como la propia ley del senderismo manda, nos incorporamos a un carril carretero que en un pronunciado y corto ascenso atraviesa el Collado del Diablo (lugar de paso de los antiguos “Neveros de la Sierra”), para una vez recorridos, ahora en un suave descenso, unos 2.100 m. aproximadamente por un viejo firme asfaltado, en un lamentable estado de conservación por cierto, llegar hasta el Albergue de San Francisco; o más bien, la pequeña edificación anexa que se construyó muy próxima a la principal y que se le llamó Albergue de San Francisco o el de las Cúpulas, del que en la actualidad ya no queda ni una sola piedra de sus cimientos. El desaparecido Albergue fue construido por la Sociedad Sierra Nevada allá por el año 1915 sobre Los Campos de Otero y fue el primero y pionero de toda Sierra Nevada.
Continuando la marcha, sobre el mismo sentido que traeamos y dejando atrás esta pequeña construcción aneja al referido y desaparecido Albergue de San Francisco, con su peculiar techo rojo intenso, sirviendo de contraste y de reclamo bajo el cielo azul que nos abraza, tomamos una estrecha vereda que corre paralela al cauce de una acequia ( hoy por cierto más seca que en nuestra última visita por estos lugares) y que atraviesa varias chorreras. Enfrente de nuestras miradas tenemos el Cerro de la Morra, también llamado Puntal de la Cazoleta y que con sus 2.203 m. de altitud predomina sobre la Loma de San Juan.
La vereda nos arrastra hasta el Barranco del San Juan, y nunca mejor dicho, porque este tramo de descenso lo hacemos como en caída libre y con el mayor de los cuidados de hincar bastones y poder afianzar nuestros pasos; que si no ya se sabe... "que de perdidos al río y todo por el lío de unas piernas…"
En esta ocasión no tenemos dificultad alguna en atravesar el río porque por su cruce no llevaba ni gota ni gota. Sólo unos metros más abajo observamos cómo nuevamente reaparece para poder rugir ya con sus aguas, tal y como la ley de la gravedad manda.
Desde aquí, y en dirección Este, asciende una estrecha y empinada vereda que, una vez coronada una amplia zona limpia de piedras y arbustos y cruzada por una chorrera, dejando atrás una gran roca como punto de referencia, nos coloca, como el coche del Scalectrix, en otra más ancha y que nos lleva directamente a la cumbre del Cerro de la Morra. Ya sólo es seguirla, obervando además que transcurre paralela a la Acequia de Hoyo Puente. Aclarar también que, esta vereda es, de las dos que vemos desde el otro lado del Barranco de San Juan y antes de bajarlo, la de la cota más alta. La otra, la más baja, y que corre paralela a ésta, nos llevaría hacia Haza Mesas.
Significar además que, tras la gran sequía que arrastramos y tras este largo y caluroso puente del verano, la flora como que se veía un poco "apagada", el polvo del camino la desmejoraba; abundando ejemplares como la sabina, cojín de monja, enebro y algún que otro ejemplar suelto de estrella de las nieves. Meses atrás, seguramente, podríamos haber encontrado también, y en todo su esplendor, ejemplares de siempreviva y dedalera, incluso el oloroso té de la sierra.
Antes de llegar a la base del Cerro de la Morra, pasamos por el Collado de las Sabinillas, ofreciéndonos su llave hacia el Cortijo del Hornillo. Pero no, hoy nos quedábamos aquí y con un último rodeo de izquierda a derecha, coronamos la cima de La Morra (conocida también como "La Morrá", Morrón de Haza Mesa o Puntal de las Cazoletas). Unas rocas nos ofrecen su firme como mesa para el avituallamiento y merecido descanso.
Sin pronunciar la palabra Flex, por si caíamos dormidos como en el anuncio, y nos perdíamos todos estos encantos, le damos un giro de 360º a la digital y captamos entre otros los que ante los ojos destacan: al norte la Loma del Maitena; al Sur el Barranco de San Juan; al Este el Puntal de Vacares, la Alcazaba y el Veleta; al Oeste los Peñones de San Francisco y el Albergue que han pintado de rojo y blanco como reclamo de la vista.
El regreso lo hacemos por el mismo camino que nos trajo y con el IVA añadido de que todo lo que bajamos ahora había que sudarlo. Menos mal que el coche estaba donde lo dejamos…
Como siempre dejo algunas fotos del regalo. De ese que nos ofrece la naturaleza y sin pedirnos nada a cambio. Sólo ser respetuosos con lo que nos vamos encontrando y con el camino que nos hallamos.
Y de aquí hasta la próxima y ese sueño con el ave azul, que nos despierta a las siete y media de la mañana para emprender una tras otra… Y con el deseo y el ánimo de que nunca pare ese tic-tac de los pasos!
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-Itinerario: Granada - Km.35,200 de la A-395 (Carretera de Granada a Sierra Nevada) en vehículo. Collado del Diablo, Albergue de San Francisco, Barranco de San Juan, Acequia de Hoyo Puente, Collado de las Sabinillas, La Morra o La Morrá (
conocida también como Morrón de Haza Mesa o Puntal de las Cazoletas).
-Regreso: camino  a la inversa.
-Número de participantes: 2
-Dificultad: Media-Baja
-Duración: 4 horas (5 h. incluídos avituallamiento, descanso y disparos a bocajarro de la digital)
-Agua: Barranco de San Juan.