DE GRANADA A BEAS, POR EL RÍO DARRO.
Realizamos esta agradable marcha para degustar otro de los exquisitos platos sobre ese gran menú que nos ofrece la naturaleza. Concretamente por una de las rutas más importantes que unen la capital granadina con la localidad vecina y acogedora de Beas de Granada y que se usó en el pasado en el diario de los pasos. Cerrando y completando ese círculo con la otra, también cardinal y que hicimos el domingo día 22, haciendo el recorrido en sentido contrario (desde Beas de Granada a Granada), concretamente por Cordel del Collado de Puerto Blanco, Vereda del Barranco del Abogado, nuevos aparcamientos de la Alhambra, Granada. Con la salvedad y diferencia de que por aquella, la anterior a ésta, al ir por la divisoria, las vistas fueron en aumento y por ésta, en contra, aun perdiendo de vista el horizonte de las altas cumbres y las de la baja montaña granadina, ganábamos con este paisaje de ribera sobre ambas márgenes del río Darro. Y aquí y ahora, el otoño, como que nos esperaba y espera a la puerta de su casa, con todos sus colores de arriba abajo e interminables…
Realizamos esta agradable marcha para degustar otro de los exquisitos platos sobre ese gran menú que nos ofrece la naturaleza. Concretamente por una de las rutas más importantes que unen la capital granadina con la localidad vecina y acogedora de Beas de Granada y que se usó en el pasado en el diario de los pasos. Cerrando y completando ese círculo con la otra, también cardinal y que hicimos el domingo día 22, haciendo el recorrido en sentido contrario (desde Beas de Granada a Granada), concretamente por Cordel del Collado de Puerto Blanco, Vereda del Barranco del Abogado, nuevos aparcamientos de la Alhambra, Granada. Con la salvedad y diferencia de que por aquella, la anterior a ésta, al ir por la divisoria, las vistas fueron en aumento y por ésta, en contra, aun perdiendo de vista el horizonte de las altas cumbres y las de la baja montaña granadina, ganábamos con este paisaje de ribera sobre ambas márgenes del río Darro. Y aquí y ahora, el otoño, como que nos esperaba y espera a la puerta de su casa, con todos sus colores de arriba abajo e interminables…
Así que, y para dar a conocer esta agradable subida por el curso del río Darro arriba, hasta su encuentro con el río Beas, que remontándolo finaliza en esta localidad tan cercana a la capital granadina, que fue antiguo cruce de caminos, abro los ojos de nuevo y os cuento los pasos.
La marcha la iniciamos desde Plaza Nueva, sobre las 09:40 h., después de las presentaciones y toma de contacto. La temperatura ya era más que agradable, así que tomamos la Carrera del Darro con dirección al Paseo de los Tristes, con esa alegría de subir lo que nos echaran encima... Y la Cuesta del Chapiz fue la primera subida. Pero nada, que después de pasar las Escuelas del Ave María, torcemos a la derecha y nos paramos a la entrada del Camino del Sacromonte para reagruparnos. "El Chorrohumo”, convertido en estatua, fue testigo del recuento: 20 éramos los concentrados y los dispuestos al asalto.
Camino de Sacromonte que tomamos todo seguido y sin pausa, solamente en alguna que otra curva sobre el asfalto, allá que disparamos la “automática”. Granada a nuestras espaldas, la ciudadela roja - La Alhambra- a nuestra derecha, a nuestra izquierda dejamos atrás cuevas y casas, la Ermita del Santo Sepulcro, y allá sobre el Puente Mariano, junto al merendero de la Mosca, se nos agregaron otros dos nuevos amigos con sus pasos como únicas armas.
Así que al poco, y tomando ya el Camino de Beas señalizado como tal y con placa de cerámica incrustada por Excmo. Ayuntamiento de Granada, tras finalizar éste y girando a la derecha cruzamos el primer puente sobre las aguas mansas, adentrándonos en el llamado “Parque Periurbano”. Aclarando aquí, antes, que parte de este camino, sobre el punto en el que nos encontramos, justo antes de cruzar este primer puente, en su primitivo trazado, iba por la solana (justo por el lado contrario del que tomamos).
La marcha la iniciamos desde Plaza Nueva, sobre las 09:40 h., después de las presentaciones y toma de contacto. La temperatura ya era más que agradable, así que tomamos la Carrera del Darro con dirección al Paseo de los Tristes, con esa alegría de subir lo que nos echaran encima... Y la Cuesta del Chapiz fue la primera subida. Pero nada, que después de pasar las Escuelas del Ave María, torcemos a la derecha y nos paramos a la entrada del Camino del Sacromonte para reagruparnos. "El Chorrohumo”, convertido en estatua, fue testigo del recuento: 20 éramos los concentrados y los dispuestos al asalto.
Camino de Sacromonte que tomamos todo seguido y sin pausa, solamente en alguna que otra curva sobre el asfalto, allá que disparamos la “automática”. Granada a nuestras espaldas, la ciudadela roja - La Alhambra- a nuestra derecha, a nuestra izquierda dejamos atrás cuevas y casas, la Ermita del Santo Sepulcro, y allá sobre el Puente Mariano, junto al merendero de la Mosca, se nos agregaron otros dos nuevos amigos con sus pasos como únicas armas.
Así que al poco, y tomando ya el Camino de Beas señalizado como tal y con placa de cerámica incrustada por Excmo. Ayuntamiento de Granada, tras finalizar éste y girando a la derecha cruzamos el primer puente sobre las aguas mansas, adentrándonos en el llamado “Parque Periurbano”. Aclarando aquí, antes, que parte de este camino, sobre el punto en el que nos encontramos, justo antes de cruzar este primer puente, en su primitivo trazado, iba por la solana (justo por el lado contrario del que tomamos).
A nuestra derecha dejamos atrás el Cortijo de Teatino y a nuestra izquierda tenemos ahora un gran vivero de propiedad particular, perteneciente a la conocida familia Taboada acá por Granada, propiedad que fue antes de los Rodríguez Acosta, y quienes le cambiaron el nombre, al antiguo Cortijo Moronta me refiero, por el actual que se le conoce: El Carmen de los Granados, de unas 65 has. aproximadamente de superficie.
El paisaje ahora se transforma en otoño y las hojas cambian y cambian como queriendo llamar nuestra atención. El sendero está perfectamente señalizado más bien por el desgaste ocasionado por los caminantes que por las indicaciones, así que no hay pérdida posible, transcurriendo paralelo a una refrescante acequia durante un corto trayecto. Tras cruzar el segundo puente, nos cambiamos de nuevo a la margen derecha del río Darro.
Unos majestuosos cipreses nos saludan a nuestro paso y tras girar a nuestra derecha nos adentramos de nuevo en un frondoso espacio natural de marcada ribera, continuando por el Parque Periurbano y el que nos deja sobre un olivar de pequeños plantones. El camino se corta de nuevo para atravesar el río Darro y ahora sobre unos delgados troncos y guardando el equilibrio para no mojarnos.
Al poco llegamos a la hacienda-cortijo de Jesús del Valle y que fue creada por los Jesuitas en el Siglo XVI. Se sitúa en el llamado pago de la ribera del Darro y Andarat, al noreste de los montes de la Alhambra y de la abadía del Sacromonte. Lo que uno puede ver allí son sólo ruinas, pero aquello tiene un gran valor histórico: es uno de los mejores ejemplos de hacienda-cortijo de la época y clave para el estudio de las explotaciones agrícolas y ganaderas de la Iglesia y del papel económico que jugó la Compañía de Jesús en aquellos siglos. Por eso Jesús del Valle fue inscrito, en junio de 2005, en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de monumento.
El cortijo consta de un edificio principal, la hacienda propiamente dicha, donde hubo en su día un molino de aceite, otro de harina, lagar y corrales. Y una segunda zona destinada a residencia de los jesuitas. Todo ello rodeado de lo que en el pasado fueron abundantes tierras de labor y enclavado en una zona de gran riqueza paisajística, lo que llevó a su propietario, la constructora Ávila Rojas, a diseñar un proyecto para convertir la hacienda en un hotel de lujo. Hoy día aquello es una construcción ruinosa, pero ya es un monumento y asegurado. Esperemos que algún día lo podamos ver como cierto; contando con que antes no desaparezca por el abandono, claro.
Pero en fin, y siguiendo con nuestros pasos, una vez superado éste, el paisaje vuelve a ser típico mediterráneo: el romero aún permanece en flor, la aulaga sigue amarilleando, los majoletos - espino albar o majuelos (Crataegus monogyna) se ruborizan a nuestro paso enseñándonos sus ojos cientos, y las aguas del Darro corren valle abajo despertando esa sospecha de que este paraje está bien mirado y tratado. Total que, como en casa y nunca mejor dicho, vamos. A la izquierda, unos cipreses dispuestos en hilera señalan el lugar donde el Darro cede parte de sus aguas a la Acequia Real.
Pero llega lo que te llega, cuando te cortan el paso... una destartalada cancela nos corta el disfrute de la marcha! Así que nos las tenemos que ingeniar para atravesarla como sea, porque este camino es de todos los que pasan y pasaron en el pasado; y por un hueco en la alambrada, a la izquierda de ésta, podemos cruzar perfectamente, después de zafarnos de las púas de acero.
Entramos en las propiedades y tierras del Cortijo de Cortes, y ya sabemos todos lo del caciquismo de entonces; pero ahora, en pleno siglo XXI, que se siga permitiendo, es una verdadera lástima. Y aquí entran todas las instituciones en el saco que no son capaces de hacer nada por evitarlo: recuperando o trazando los antiguos caminos para evitar todo ésto, por ejemplo; llegando a un acuerdo con el actual propietario para ello si hiciera falta, etc.,etc.
El paisaje ahora se transforma en otoño y las hojas cambian y cambian como queriendo llamar nuestra atención. El sendero está perfectamente señalizado más bien por el desgaste ocasionado por los caminantes que por las indicaciones, así que no hay pérdida posible, transcurriendo paralelo a una refrescante acequia durante un corto trayecto. Tras cruzar el segundo puente, nos cambiamos de nuevo a la margen derecha del río Darro.
Unos majestuosos cipreses nos saludan a nuestro paso y tras girar a nuestra derecha nos adentramos de nuevo en un frondoso espacio natural de marcada ribera, continuando por el Parque Periurbano y el que nos deja sobre un olivar de pequeños plantones. El camino se corta de nuevo para atravesar el río Darro y ahora sobre unos delgados troncos y guardando el equilibrio para no mojarnos.
Al poco llegamos a la hacienda-cortijo de Jesús del Valle y que fue creada por los Jesuitas en el Siglo XVI. Se sitúa en el llamado pago de la ribera del Darro y Andarat, al noreste de los montes de la Alhambra y de la abadía del Sacromonte. Lo que uno puede ver allí son sólo ruinas, pero aquello tiene un gran valor histórico: es uno de los mejores ejemplos de hacienda-cortijo de la época y clave para el estudio de las explotaciones agrícolas y ganaderas de la Iglesia y del papel económico que jugó la Compañía de Jesús en aquellos siglos. Por eso Jesús del Valle fue inscrito, en junio de 2005, en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de monumento.
El cortijo consta de un edificio principal, la hacienda propiamente dicha, donde hubo en su día un molino de aceite, otro de harina, lagar y corrales. Y una segunda zona destinada a residencia de los jesuitas. Todo ello rodeado de lo que en el pasado fueron abundantes tierras de labor y enclavado en una zona de gran riqueza paisajística, lo que llevó a su propietario, la constructora Ávila Rojas, a diseñar un proyecto para convertir la hacienda en un hotel de lujo. Hoy día aquello es una construcción ruinosa, pero ya es un monumento y asegurado. Esperemos que algún día lo podamos ver como cierto; contando con que antes no desaparezca por el abandono, claro.
Pero en fin, y siguiendo con nuestros pasos, una vez superado éste, el paisaje vuelve a ser típico mediterráneo: el romero aún permanece en flor, la aulaga sigue amarilleando, los majoletos - espino albar o majuelos (Crataegus monogyna) se ruborizan a nuestro paso enseñándonos sus ojos cientos, y las aguas del Darro corren valle abajo despertando esa sospecha de que este paraje está bien mirado y tratado. Total que, como en casa y nunca mejor dicho, vamos. A la izquierda, unos cipreses dispuestos en hilera señalan el lugar donde el Darro cede parte de sus aguas a la Acequia Real.
Pero llega lo que te llega, cuando te cortan el paso... una destartalada cancela nos corta el disfrute de la marcha! Así que nos las tenemos que ingeniar para atravesarla como sea, porque este camino es de todos los que pasan y pasaron en el pasado; y por un hueco en la alambrada, a la izquierda de ésta, podemos cruzar perfectamente, después de zafarnos de las púas de acero.
Entramos en las propiedades y tierras del Cortijo de Cortes, y ya sabemos todos lo del caciquismo de entonces; pero ahora, en pleno siglo XXI, que se siga permitiendo, es una verdadera lástima. Y aquí entran todas las instituciones en el saco que no son capaces de hacer nada por evitarlo: recuperando o trazando los antiguos caminos para evitar todo ésto, por ejemplo; llegando a un acuerdo con el actual propietario para ello si hiciera falta, etc.,etc.
Señor propietario, y que se sepa: que este camino es tan antiguo como de todos, y así habría que marcarlo, y no como usted lo hace con el “Prohibido el Paso" y "Atención, perros!” y ese desprecio hacia los caminantes, sobre todo, como gota que colma el vaso.
Bueno y volviendo al eco de los pasos, al poco nos tropezamos con una cadena que nos corta de nuevo el pulso de la caminata. Y para más suciedad...ahora, untada con “una asquerosa grasa” y no precisamente de sobrasada ibérica caducada.
Seguimos la caminata y al poco, nos adentramos en una refrescante alameda. Tras un nuevo cambio de margen sobre río Darro, pasamos junto al edificio de este gran cortijo que según cuentan perteneció al famoso ganadero Don Pelayo, no sin antes sortear otra nueva cadena que nos cortaba el camino de los pasos.
Enseguida volveremos a cruzar el Darro, pero esta vez será justo en el lugar en donde el río Beas se le une a él, hermanándose ambos.
Las alamedas ponen su color amarillo y sirven de contraste contra el verde restante de las hojas; las que aún no han cedido su savia al ciclo de la vida sobre la naturaleza.
Continuamos nuestra marcha y a un cuarto de hora de la desembocadura, abandonamos la pista por otra menor que baja acercándose al río por la derecha. Vemos de nuevo otro puente que cruza el río a nuestra derecha y seguimos caminando. A partir de aquí, el camino natural, “de todos los caminantes”, para hacer más hincapié en su propiedad más democrática, debe de vadear varias veces el río Beas, antes de alcanzar las primeras casas.
El próximo cruce, después de pasar las nuevas instalaciones de la Depuradora de Aguas Residuales, ya de Beas de Granada, será por el último puente que nos deja sobre la empinada cuesta que forma la Calle Granada en sus comienzos; y que subiéndola (único tramo que puede considerarse de fatigoso, si cabe, de toda la marcha) nos deja sobre la Plaza de la Iglesia.
Así que, sobre las 14:30 h., punto y final del recorrido, ahora tocaba refrescarse por dentro... Al mesón de La Pradera que nos encaminamos carretera abajo del pueblo y única salida para tomar la A-92. Y que ya, asfalto abajo, une este agraciado municipio con la capital granadina. La vuelta la haríamos en vehículo.
Significar tengo por último que, desde la calle del Nacimiento, en donde hace esquina este pintoresco mesón, con la carretera de Granada, parte el camino que nos lleva, en menos de media hora, al mismísimo nacimiento del río Beas; en donde hay quien piensa, incluso considera, que se podría ubicar perfectamente el nacimiento del río Darro, ya que su cabecera está más arriba de la que se le reconoce en Huétor Santillán (en la Fuente de los Porqueros). Pero ya se sabe que, cambiar a estas alturas los libros de texto, sería un lío y más sobre estos dos pueblos tan vecinos. Pero bueno, aprovechando lo del borrón y cuenta nueva del Planeta Plutón, se podría aprovechar esta ocasión para definirnos. Si no, que uno se le llame como está, río Beas, y al otro, por ejemplo, el de Huétor; y de la unión de ambos para abajo, que se le denomine como Darro, que sería mejor cuestión para enterarnos. Ejemplos varios los tenemos en otros ríos como el Genil, el Poqueira, en la polémica del Guadalquivir con el Guadiana Menor, etc.,etc. Es una opinión que también comparto y sin la pretensión de salir en ningún Telediario!
Y como siempre, me despido con estas instantáneas de cuadro. Hoy con el color del otoño metiéndose por los ojos, oído y olfato, y llamándonos a visitarlo! ¡ Y que aproveche, ese color rojo tirante, verde que espera, amarillo que vuela, azul en el aire; como si fuera... ese sueño sobre la tierra!
Bueno y volviendo al eco de los pasos, al poco nos tropezamos con una cadena que nos corta de nuevo el pulso de la caminata. Y para más suciedad...ahora, untada con “una asquerosa grasa” y no precisamente de sobrasada ibérica caducada.
Seguimos la caminata y al poco, nos adentramos en una refrescante alameda. Tras un nuevo cambio de margen sobre río Darro, pasamos junto al edificio de este gran cortijo que según cuentan perteneció al famoso ganadero Don Pelayo, no sin antes sortear otra nueva cadena que nos cortaba el camino de los pasos.
Enseguida volveremos a cruzar el Darro, pero esta vez será justo en el lugar en donde el río Beas se le une a él, hermanándose ambos.
Las alamedas ponen su color amarillo y sirven de contraste contra el verde restante de las hojas; las que aún no han cedido su savia al ciclo de la vida sobre la naturaleza.
Continuamos nuestra marcha y a un cuarto de hora de la desembocadura, abandonamos la pista por otra menor que baja acercándose al río por la derecha. Vemos de nuevo otro puente que cruza el río a nuestra derecha y seguimos caminando. A partir de aquí, el camino natural, “de todos los caminantes”, para hacer más hincapié en su propiedad más democrática, debe de vadear varias veces el río Beas, antes de alcanzar las primeras casas.
El próximo cruce, después de pasar las nuevas instalaciones de la Depuradora de Aguas Residuales, ya de Beas de Granada, será por el último puente que nos deja sobre la empinada cuesta que forma la Calle Granada en sus comienzos; y que subiéndola (único tramo que puede considerarse de fatigoso, si cabe, de toda la marcha) nos deja sobre la Plaza de la Iglesia.
Así que, sobre las 14:30 h., punto y final del recorrido, ahora tocaba refrescarse por dentro... Al mesón de La Pradera que nos encaminamos carretera abajo del pueblo y única salida para tomar la A-92. Y que ya, asfalto abajo, une este agraciado municipio con la capital granadina. La vuelta la haríamos en vehículo.
Significar tengo por último que, desde la calle del Nacimiento, en donde hace esquina este pintoresco mesón, con la carretera de Granada, parte el camino que nos lleva, en menos de media hora, al mismísimo nacimiento del río Beas; en donde hay quien piensa, incluso considera, que se podría ubicar perfectamente el nacimiento del río Darro, ya que su cabecera está más arriba de la que se le reconoce en Huétor Santillán (en la Fuente de los Porqueros). Pero ya se sabe que, cambiar a estas alturas los libros de texto, sería un lío y más sobre estos dos pueblos tan vecinos. Pero bueno, aprovechando lo del borrón y cuenta nueva del Planeta Plutón, se podría aprovechar esta ocasión para definirnos. Si no, que uno se le llame como está, río Beas, y al otro, por ejemplo, el de Huétor; y de la unión de ambos para abajo, que se le denomine como Darro, que sería mejor cuestión para enterarnos. Ejemplos varios los tenemos en otros ríos como el Genil, el Poqueira, en la polémica del Guadalquivir con el Guadiana Menor, etc.,etc. Es una opinión que también comparto y sin la pretensión de salir en ningún Telediario!
Y como siempre, me despido con estas instantáneas de cuadro. Hoy con el color del otoño metiéndose por los ojos, oído y olfato, y llamándonos a visitarlo! ¡ Y que aproveche, ese color rojo tirante, verde que espera, amarillo que vuela, azul en el aire; como si fuera... ese sueño sobre la tierra!
*
-Itinerario: Plaza Nueva de Granada, Carrera del Darro, Paseo de los Tristes, Cuesta del Chapiz, Camino del Sacromonte, Camino de Beas, Carmen de los Granados, Jesús del Valle, Cortijo de Cortes, margen derecha del curso del Río Beas, Calle Granada, Beas de Granada.
- Trayecto: lineal
-Recorrido: alrededor de unos 15 km.aprox.
-Número de participantes: 22
-Itinerario: Plaza Nueva de Granada, Carrera del Darro, Paseo de los Tristes, Cuesta del Chapiz, Camino del Sacromonte, Camino de Beas, Carmen de los Granados, Jesús del Valle, Cortijo de Cortes, margen derecha del curso del Río Beas, Calle Granada, Beas de Granada.
- Trayecto: lineal
-Recorrido: alrededor de unos 15 km.aprox.
-Número de participantes: 22
-Dificultad: Media-Baja
-Duración: 5 h. ("parando y parando")
-Agua: se recomienda llevar.
5 comentarios:
Estoy buscando información sobre los Pelayo de Beas. Según creo, serían mis antepasados. ¿Podrías decirme de dónde sale que el Cortijo de Cortes había sido del famoso ganadero Pelayo? ¿De qué época era éste? Te agradecería que me indicaras la fuente de información, para poder seguir el hilo.
Gracias,
Fran
peltruc@gmail.com
Bueno, amigo Fran, lo primero decirte que ni este Pelayo, ni ninguno que yo sepa son, ni provienen de Beas, ya que este apellido no figura entre los pocos y conocidos del pueblo. En segundo lugar, el Pelayo a que me refiero fue el famoso ganadero de reses bravas D.Mariano Pelayo y que llegó a ser Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Granada (retirándose de General, creo) y que fue dueño de este Cortijo de Cortes hasta aproximadamente el 1960. Después se lo vendió a otro y éste al actual propietario que es el dueño de una conocida empresa granadina de impermeabilizantes.
Así que hasta aquí es todo lo que te puedo contar, según mis indagaciones.Espero que tengas suerte en esa búsqueda de tus antepasados. Un saludo. Joseme
hola una ruta estupenda
La haremos más o menos igual, esperamos, ente el grupo de amigos, http://senderismo.tk E-mail: senderismo@extragrupo.org
Lo dejo por si hay quienes deseen acompañarnos
¿una pregunta tonta, como volveis? en autobus?una avanzadilla deja coches por alli? gracias acabo de encontrarte voy a seguir buscando rutas¡¡¡
Lo primero que quiero hacer es dar las Gracias a los propietarios del Cortijo Cortes por replantear, la situación con el Camino de Beas.
El Martes realice la excursion en Bici, y no tuve el mayor problema. Es más una señora sentada en la puerta del cortijo cortes, fue sumamente educada y me saludo de muy buenas formas.
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